viernes, 26 de noviembre de 2010

Pintor?

El ego no tiene límites.
Me da vergüenza ajena ver a gente dando clases magistrales mientras pinta.
Siempre sentí la pintura como algo íntimo, que hay que mimar y proteger, y en su justa medida compartir.
En la Facultad encontré detractores al respecto, sin que me aportaran argumentos de peso, alegando mi obligación moral para con el espectador.
Es que no entendéis que la obra sale de mis manos, de mi cerebro, de mis ojos: en fin, de mis sentimientos.
¡La pintura no es un negocio!

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